Inauguración de la 30ª Feria Internacional del Libro de Santiago

>> viernes, 5 de noviembre de 2010

El pasado viernes 29 de noviembre, como cada año, se inauguró la 30ª Feria Internacional del Libro de Santiago, en el Centro Cultural Estación Mapocho. El evento contó con la presencia del Presidente de la República Sebastián Piñera, quien encabezó la ceremonia con un discurso acerca del fomento a la lectura, el mejoramiento y construcción de bibliotecas ciudadanas y escolares, el aprovechamiento de espacios de alta concurrencia de público como ferias libres, plazas y estaciones de Metro para promover la lectura, la puesta en marcha de bibliotecas móviles, y becas especiales para la creación literaria.

¿Habrá imaginado el Presidente Piñera lo que ocurría fuera de la sala cerrada donde daba su discurso? ¿Qué habrá opinado sobre los acontecimientos que se desarrollaban en el centro de la Feria durante la ceremonia?

A pesar de la gran cobertura periodística que tuvo la Inauguración, lo narrado más abajo fue escasamente difundido. Por esta razón, en Letras sin fronteras quisimos reproducir el texto publicado por los afectados en rsumen.cl:

"El día viernes 29 de octubre a las 19 horas llegamos al centro cultural estación Mapocho para disfrutar del acto inaugural de la Feria del Libro 2010. Fuimos invitados por el escritor José Miguel Varas. Previamente nos encontramos un grupo de amigos, todos interesados por los libros, la literatura y la magia de compartir espacios dedicados a la significante y necesaria tolerancia y libertad humana que conlleva una fiesta ciudadana en torno a las letras chilenas, latinoamericanas y las palabras del mundo.

Todo ocurrió muy rápido, nos cruzamos con el ministro Lavín, mientras el presidente Piñera hacía su arribo, entremedio de un exagerado despliegue de seguridad. Desde nuestra llegada, fuimos inmediatamente registrados con cámaras fotográficas. Preguntamos a los fotógrafos el por qué de las fotografías y los medios de prensa para los que trabajaban o el destino de esas imágenes. En respuesta se nos increpó con prepotencia preguntándonos quiénes éramos nosotros para hacer esa pregunta. Finalmente dijeron que las fotografías eran tomadas por funcionarios de la avanzada presidencial y que era una medida necesaria para proteger la actividad y a los invitados del presidente. Lo cierto es que, a pesar de la incomodidad, no sentimos que hubiese mayor problema en ello. Pasamos el segundo control, donde nuestras invitaciones fueron retenidas y entramos finalmente al gran salón y sus módulos editoriales donde los libros relucían tras la luz artificial. Había tensión en el lugar, inundado de funcionarios de terno oscuro, con micrófonos de solapa, que no dejaron de seguirnos.

Nos encontramos con muchas personas conocidas, amigos y amigas de antaño, alegres abrazos de camaradería, buenas palabras y buenos augurios por habernos encontrado.

El acto central se desarrollaba en las Sala de las Artes, más abajo, en el subterráneo. No se podía acceder a esa sala. Hubo que conformarse con ver en pantalla gigante el desarrollo del acto. No nos sentíamos cómodos. Un compañero del grupo, Ricardo Fuentes, no soportó más y en voz alta dijo: “Esta es la nueva forma de gobernar, se realizan actos culturales a puertas cerrada, a espalda de los ciudadanos”. Luego aplaudió y nosotros lo seguimos con los aplausos.

No pasó un minuto y llegaron ellos, los hombres de terno oscuro y corte de pelo recto. Sin preguntarnos ni el nombre, tomaron a Ricardo por la espalda, doblando su brazo en una llave de judo. Reaccionamos, pidiendo explicaciones. Apareció en escena el Señor Osvaldo López, funcionario de la presidencia de la república, quien portaba una credencial de carabineros de chile y que de manera “muy respetuosa” conversó con nosotros y pidió explicaciones a Ricardo. La gente comenzó a rodearnos, los camarógrafos y corresponsales se acercaron expectantes. El funcionario solicitó la cedula de identidad a Ricardo, quien se la entregó sin mayores dificultades. Luego el mismo López dio la orden al comandante de carabineros, diciendo: ¡Saque a esta gente de aquí inmediatamente!. Y se inició nuestro desalojo. Juan Luis Marré, otro amigo del grupo, señaló que el procedimiento era irregular. De inmediato fue cogido de los brazos y sacado en andas, entre tirones y combos cortos en su espalda. Los demás tratamos de impedir que ejercieran la violencia y señalamos en voz alta que éramos ciudadanos democráticos, escritores, sociólogos, cientistas sociales, cineastas y que se nos reprimía por el solo hecho de expresar en voz alta nuestra opinión frente a la situación.

Comenzaron los golpes por parte de carabineros y lograron derribar físicamente a Ricardo Fuentes, para luego arrastrarlo hasta la puerta principal. Unas mujeres jóvenes, productoras al parecer del evento, les gritaban: “No pueden tratarlos así, están tratándolos como animales”. Así se dieron tres estaciones o tres paradas para el descanso, tanto de la policía como de nosotros. Entre cada una de esas pausas, recibimos tirones, rodillazos y codazos. Finalmente nos sacaron hasta el frontis de la estación Mapocho, impidiendo que la gente y los reporteros preocupados por nuestro destino, pudieran cruzar la mampara.

Nos aislaron y luego pasaron un parte acusándonos de una infracción falsa: “transitar en estado de ebriedad en espacio público”. Fuimos citados a tribunales. Y finalmente se nos expulsó del recinto, negándonos la posibilidad de participar de esta fiesta cultural para la ciudadanía.

Somos:

Ricardo Fuentes, Sociólogo.

Juan Luis Marré, Sociólogo.

Ronald Gallardo. Sociólogo, Escritor.

Inés Varas. Psicóloga.

Juan Carlos Mege. Sociólogo, Cineasta.

30 de octubre 2010."

1 comentarios:

lorenxz 6 de noviembre de 2010, 2:16  

Oh!! Qué vergüenza lo que ocurre, se parece a lo que venían haciendo con los mapuche desde la concertación, pero más descarado aún. Lindo país esquina con vista al mar y sin Cauce ni Análisis... ni siquiera hay un Mensaje, es el signo de La Época... o la falta de ella. Tal vez necesitemos nueva prensa libre en versión TV-Digital.

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