El libro vacío y Los años falsos de Josefina Vicens
>> miércoles, 6 de abril de 2011
El libro vacío
Los años falsos
Josefina Vicens
Los años falsos
Josefina Vicens
En 1958 hizo su aparición en el panorama de la novela mexicana la escritora Josefina Vicens. Titulada, no sin sabiduría, El libro vacío, la primera obra de Vicens fue reconocida de inmediato con el premio que los escritores otorgan a la mejor obra literaria publicada en el país durante el año -el Xavier Villaurrutia-; medio siglo después se ha convertido, en el ánimo de las nuevas generaciones de lectores, en un punto de inflexión casi mítico en ese terreno llamado escritura.
En 1982, luego de casi un cuarto de siglo en el silencio creador, Vicens publicó Los años falsos, con el que se cerró en definitiva un díptico intrigante, una obra sustentada en la mesura y la introspección que recupera el Fondo de Cultura Económica y que le ha valido a su autora un lugar de preeminencia en la literatura mexicana del siglo XX.
Aline Pettersson, en el prólogo a esta edición, comenta:
"Lo que resulta sobresaliente en El libro vacío es su tema y tratamiento. El libro puede abordarse desde dos ángulos que, al complementarse uno con el otro, le otorgan enorme fuerza. Se puede hablar del personaje -José García, escritor frustrado-, quien no ceja en su intento por alcanzar la palabra, el cómo, la historia que quisiera narrar. Acosado por la fatalidad, obedece el mandato interior que lo martiriza de la primera a la última página del texto. Está conminado a escribir. Su vida insignificante de empleado de poco rango conmueve al lector, al reconocerse éste en sus reflexiones. La persistencia de su búsqueda es la piedra de Sísifo. Y pese a que la ciudad y sus costumbres se han modificado -y tanto-, al hurgar el libro en los entresijos de la naturaleza humana, inevitablemente los hacemos nuestros.
Sin embargo, detrás de la pluma torpe de José García se perfila la pluma espléndida de Josefina Vicens. Entonces, si se lee desde la propuesta de su autora, la novela se transforma, además, en una meditación -que rebasa al protagonista-: el oscuro acto de escribir, la escritura como personaje central, sin que por ello se descuiden los hilos de la trama sobre los ires y venires de García."
Con respecto a Los años falsos escribe:
"Con la muerte del padre del joven Luis Alfonso, éste va a ser orillado por los amigos del difunto y por su propia familia a suplantarlo. A suplantarlo en las prebendas y hasta en el hecho de heredar la amante paterna. Y con el medio tono de su escritura, Vicens recorre las triquiñuelas que han ensombrecido la vida pública por tantas generaciones. Y si su primer libro tiene un corte intimista, Los años falsos despliega la ya pública descomposición del sistema a principios de los años ochenta, cuando se publica.
Pero el libro no se detiene ahí, ya que, envueltos por el relato, la escritora hurga en los conflictos de la identidad, identidad que al personaje se le deshace. ¿Qué marca sus límites cuando tan fácilmente pueden alterarse los ejes que le dan coherencia a una vida? ¿Dónde empiezan y dónde se borran las fronteras del ser? ¿Es la identidad algo más que la apariencia? ¿Puede ser transferible como un título de propiedad? ¿Se puede aprender a ser otro?"
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