Philip Ball en Diario La Nación
>> lunes, 13 de septiembre de 2010
Philip Ball: "Espero ver mucha más explotación de la energía solar en el futuro"
Por Carlos Figueroa
Acaba de llegar a Chile el libro H2O. Una biografía del agua, un fascinante recorrido por la historia del vital elemento que termina siendo la excusa para reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza, las energías y su temida carencia.
Philip Ball (1962) no sólo es químico y doctor en física en la University of Bristol, también edita la prestigiosa revista Nature hace diez años. Dos mundos -ciencia y divulgación- que ciertamente influyeron en los dos libros que acaban de llegar a Chile. Ambos, editados por el Fondo de Cultura Económica. El primero, H2O. Una biografía del agua es, literalmente, una inmersión en el vital elemento, desde el origen del planeta hasta la idea de privatizarla, pasando por la posibilidad de una futura guerra universal ante una posible sequía. El segundo, Masa crítica, intenta demostrar que la bolsa, los noviazgos de famosos o el tráfico automovilístico están regidos por las mismas leyes que encontramos en la naturaleza.
Pero también ha escrito sobre colores (La ivención del color), química (Historias sobre lo invisible: una visita guiada a las moléculas y Los ingredientes: una visita guiada a los elementos) o música (El instinto musical). Es decir, Ball es un tipo consciente de la necesidad de que los científicos le hablen a la gente sin la liviandad de las "noticias curiosas" que frecuentemente aparecen en la prensa, pero tampoco con términos técnicos aburridos.
Sólo así se entiende que haya convertido el tema del agua en algo novedoso. Él sabía -como reconoce en el prólogo de la edición en español- que el agua es misteriosa, fascinante y hasta controvertida. Sólo más tarde se daría cuenta de que para el resto de las personas el agua tiene un significado más allá de los papeles que cumple en las células o como "matriz de vida".
"Lo cierto es que el agua se ha convertido en una sustancia muy politizada, un recurso precioso y cada vez más escaso: algunos, incluso, podrían decir que se trata de un bien económico", escribe. Y agrega: "El mundo ha comenzado a preocuparse del agua; se interesa por saber si existe la cantidad suficiente o si hay demasiada en otras regiones; quién tiene su propiedad y quién la controla, y cuál será el destino de los suministros de agua ante un clima que está cambiando".
Y se sorprende porque el mismo año que terminaba la investigación (2003), la ONU declaró que la falta de acceso al agua, tanto para beber como para bañarse, inflige dolores a más de mil millones de personas en el mundo. "De continuar las tendencias actuales, el agua se convertirá, probablemente, en una creciente fuente de tensión y de intensa rivalidad entre las naciones", declaró Kofi Annan, el entonces secretario general de las Naciones Unidas. "Pero también podría ser el catalizador de la cooperación", concluyó. Y Ball está de acuerdo, a pesar de los dramáticos cambios provocados por el aún no comprobado del todo "calentamiento global".
"La visión del Amazonas, nuestro arquetipo de abundante agua dulce, como una tierra agrietada de color marrón, surcada por un delgado hilito de agua, tiene una resonancia muy especial. Nos muestra cuán fácil es dar por garantizado el ingrediente escencial de toda la vida en la Tierra, y cuán frágil y mutable puede ser ese sustento", escribe.
Lee la entrevista al autor en: La Nación
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